Tras solo dos años de su celebrado triunfo electoral, el presidente Joe Biden y el Partido Demócrata afrontarán hoy una vital prueba que podría ser determinante para el ejercicio del poder del mandatario y su partido, y claves para el futuro político de los Estados Unidos

Tras solo dos años de su celebrado triunfo electoral, el presidente Joe Biden y el Partido Demócrata afrontarán hoy una vital prueba que podría ser determinante para el ejercicio del poder del mandatario y su partido, y claves para el futuro político de los Estados Unidos.

Desde las graderías y muy activo, el líder republicano y expresidente Donald Trump aguarda expectante los resultados de estos comicios, pues sus pretensiones de volver a la Casa Blanca podrían recibir un gran impulso si el Partido Republicano logra hacerse, como se especula, de la mayoría del Congreso.

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Henry Rafael, consultor internacional y presidente del Instituto de Comunicación y Gobierno (ICPG).

Foto: Especial para El País

Pero no son unas elecciones fáciles. A pesar de la dura crisis económica por la que atraviesa el país y el desgaste popular que viene sufriendo Biden, el Partido Demócrata tiene aún, al menos, la posibilidad de asegurar la continuidad de su apretada mayoría en el Senado y permitir así un mínimo de estabilidad y equilibrio de poderes para los dos años que les queda en el poder.

¿Qué está en juego? A comparación de la mayoría de países de nuestra región, el sistema electoral de Estados Unidos establece que, a mitad del Gobierno en ejercicio, se realicen comicios para elegir a la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes (435), quienes son electos por un período de dos años, y de un tercio (35) de un total de 100 senadores que tienen un mandato de seis años. Cada uno de los 50 estados de la unión americana elige a dos senadores.

En la actualidad, el Partido Demócrata goza de mayoría en ambas cámaras, pero, de acuerdo con las encuestas de diversas firmas, creo que existe una alta posibilidad de que el Partido Republicano se apodere de la Cámara de Representantes, principalmente debido a la caída en la popularidad del presidente Biden, quien, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters, es desaprobado por el 54 % de los estadounidenses, lo que representa un índice muy negativo para un mandatario recién electo en los Estados Unidos.

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Las cosas cobran un matiz ligeramente distinto para el Senado, donde la apretada disputa en los considerados ‘swing states’ aún no permite presagiar cuál de los partidos logrará mayoría absoluta.

En Nevada, Pensylvania, Winsconsin, Arizona y Ohio no se identifica aún una tendencia clara de cuál será la decisión final de los votantes.

Desalentados por la economía Diversos estudios recientes demuestran que los norteamericanos están muy desalentados con el manejo de la economía por parte del Partido Demócrata.

Este no sorprende, pues históricamente las tendencias siempre han sido más favorables a los republicanos en el manejo de la economía.

Pero, en un país donde la tasa anual de inflación de 8,2 % ha sobrepasado un histórico récord desde 1982, la inmediata consecuencia ha sido la pérdida de la capacidad adquisitiva de los ciudadanos y la priorización de la economía en la preocupación de la gente, alejando así el interés de otros temas vinculados a los Derechos Humanos, como el aborto por ejemplo, una de las banderas populistas de los demócratas.

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No en vano el repunte logrado por Joe Biden en los sondeos entre los meses de junio y septiembre, tras la decisión de la Corte Suprema de revocar el caso Roe vs. Wade, que protegía a nivel federal el derecho al aborto, le dieron un impulso a su partido, que lanzó una vigorosa campaña prometiendo que protegería el derecho al aborto a nivel federal si ganasen la Cámara de Representantes y el Senado en esta oportunidad.

Sin embargo, la profunda crisis económica, sumada a la salud del Mandatario norteamericano, que, según sus detractores viene perdiendo capacidades mentales para gobernar, han terminado por desarmar la estrategia política electoral del Partido Demócrata, históricamente abordada en el enfoque de derechos.

A este ya complicado escenario se suman la alta tasa de criminalidad y violencia que se vive en los Estados Unidos, y los problemas migratorios.

De acuerdo con un reciente sondeo del periódico The New York Times, estas son las razones por las cuales muchos indecisos, especialmente en los estados claves de disputa electoral, vienen volcando sus preferencias hacia el Partido Republicano.

No es casualidad entonces, como lo señala la Agencia France Press, que en la página web de su programa ‘Comitment to America’ (Compromiso hacia Estados Unidos), se lea en primer plano “no se puede permitir otro mandato demócrata”, tomando como ejemplos “doce ciudades con tasas récord de asesinatos”, “60 % de aumento del precio del gas” o “3,5 millones de cruces ilegales desde Biden“.

La estrategia política y comunicacional del Partido Republicano está entonces mucho más conectada a los temas emocionales que hoy interesan y preocupan a los estadounidenses.

Finalmente, la elección de hoy servirá también para medir el nivel de influencia que puedan aún tener los expresidentes Barack Obama y Donald Trump entre los norteamericanos, ya que ambos se han lanzado de lleno a esta campaña electoral.


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